-Sugerencias sobre un mundo con el que debemos enfrentarnos como el que no quiere la cosa, destilando punzadas de lenguaje surrealista y de humor que resuenan con una revolución mínima pero indispensable contra la realidad impuesta:
"escribía en ese tiempo sibilino que se roba al deber de rendir todo el tiempo"
-¿Tristeza o lucidez? No se sabe cuál es el resultado de la lucha que se desprende de una expresión fresca, precisa, como un velo implacable que lo transforma todo.
-Un pasado no resuelto. ("El mundo cabeza abajo", "Belleza histórica"). Los recuerdos quisieran servir par cimentar certezas, pero hay fragilidad y dolor, a la vez que una nostalgia que nos absorbe como un vórtice ("Hombre adentro").
-Hay algo ancestral en los gestos y los poemas quieren descifrarlo: ¿es el amor? No sabemos. Pero se busca el origen, el por qué, de esa permanencia de los seres que -tal vez- nos colma.
-¿Es la palabra la respuesta? La poesía sirve para plasmar lo efímero, sin aspavientos. No es seguro que le dé sentido a las cosas, pero es todo lo que nos queda en un mundo que nos presiona para ser presuntamente eternos. Por ejemplo, con la maternidad como una imposición social que nada resuelve.
-Poesía-llave pero también, y aun más, enigma ("Mirar a través").
-En la última parte, la mirada se apoya en los objetos para proponernos una reflexión sobre el tiempo, sobre el lugar que ocupan las cosas en el devenir de la historia, sobre sus sorprendentes relaciones: eso es poesía en esencia.
"Chocar con algo", Erika Martínez, Ed. Pre-textos, 2017
"Chocar con algo", Erika Martínez, Ed. Pre-textos, 2017
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