Huecos.
Una fotografía
Una fotografía
en
la pantalla del móvil
te
devuelve un retrato que no quieres.
Escorzos
de sien
y
un blanco que no importa
al
hacer juego con el reflejo
de
un charco que ilumina
tu
abrigo sin pedir nada.
Los
que no están.
Voces
en el café
que
nos imponen una tristeza de encajes
una
imaginación
de ataúdes
que
cubrimos con más
voces
con
nuestras manos
con
los ojos que se dejan llevar
por
alguna inercia que
con
todo
nos
incompleta.
Ausencias.
Vigor
de rutinas
en
las esporas del tiempo que pasa
dejándose
ver casi
en
un frío
que hoy te remonta
por
los tobillos
por
mucho que digas.
Luces
de casas rojas
tras
los cristales que el vaho
y
la impaciencia de los que piden mesa
difumina
y aplaca,
exigiéndonos
calma.
Las
siluetas de los que se fueron
se
acomodan en suaves hornacinas
que
modelas a mordiscos de iris
y
tapizas con ganas
aunque
suspires en pasos
de
gravedad forzada.
Reposan
en
las ojeras y en el brillo
convexo
de la tetera
deformadas
y exactas añoranzas.
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