lundi 28 novembre 2022

RESEMAS #15, NICOLAS CORRALIZA, "Inventario de desperfectos"

 Nicolás Corraliza, Inventario de desperfectos, Huerga y Fierro 2022


El poeta está.

No utiliza artimañas:

deja que la realidad se vaya

tejiendo.

Siente sin juzgar: está.

Se toma tiempo y luz

que no es humana

para ir al silencio

desde el estrépito,

para ver el cobijo

en los ojos del otro

e imaginar el mar

en el invierno.


En esta oscuridad

todo es visible.


El poema es

vida

contemplada por incomprensible,

herida tantas veces

(reproche, no sangre),

fuego que conservar

para saber nombrarlo.


Es el desacato del cuerpo a la cordura.


Heredar la enseñanza

para distinguir

la punición y la belleza

de la rosa

y hacer de la palabra

un refugio del marasmo y del óxido.


Ser al fin

huérfanos de sombra.

vendredi 25 novembre 2022

RESEMAS #14 - JOSE INIESTA - "La plenitud descalza"

José Iniesta, La plenitud descalza, Polibea 2021


Este resema es particular: puesto que el libro de José Iniesta

se compone de haikus, lo he escrito utilizando la forma creada

por Patricia Schaefer Röder, los “siglemas 575”, sucesión de

haikus cuyas primeras letras forman como un acróstico global,

en este caso con el nombre del autor. Cada haiku tiene valor

en sí mismo pero se integra en el conjunto del poema.


Juntas la luz

dispersa en la mañana

desde un asombro.


Olvido cierto:

las palabras son lucha

por el recuerdo.


Ser un crisol

en la distancia pura:

caminar siempre.


Estoy llorando

para labrar temblores

entre las sombras


íntimo ruido

el de papel y pluma,

poema en ciernes.


Nubes del cielo

provocando vivencias

sobre tu patio.


Ilusión plena:

la permanente lucha

contra lo absurdo.


Entre los árboles

un pensamiento casi:

vas a buscarlo


Son dos refugios

los ojos del poeta:

tamiz sencillo.


Toda montaña   

quiere ser otra cosa:

buscan los niños. 


Abro las puertas

a las simples purezas:

callo y escribo.

  


samedi 19 novembre 2022

RESEMAS #13 - RAQUEL VÁZQUEZ - "Puerta de embarque"

 Un o una resema es una reseña poética, es decir un poema inspirado por la lectura de un libro. No se trata de analizar, sino de transmitir emociones.

Las frases en cursiva son versos sacados del libro leído.


Raquel Vázquez, Puerta de embarque, Ed. Renacimiento, 2022


¿Qué seremos en el hielo futuro?

Espejo tartamudo de verdades,

cascarones rotos de los que manan palabras

para que el cielo

  sea un poco menos frío.

Margen y ofrenda que teje privilegios,

larvas que son el tiempo mismo.


¿Qué nos espera: 

la herida o la crisálida o la muerte?

Escritura para combatir el aunque

que se interpone ante la piel de la belleza

para descuartizar oráculos y llamadas de dioses

con la flaqueza latente de quien cree

en el verbo humano que es grieta, caída en ciernes. 

Se vacía el surco de la sangre

en la existencia cierta del aire

enfrentada a la rosa infinita

que quiere ser abrazo.


¿Qué alas nos faltan?

Adentrarse en la luz relabrada

mientras el resplandor subraya a borbotones

esa matriz incurable de ausencia.

Y en ese sentimiento de no ser,

preguntarse quién estará viviendo ahora mismo por ti,

desde qué proyección de la vida

podemos alcanzar algún calor,

algún injerto de azul, 

alguna insaciable belleza.


Un temblor. Y sin embargo se yergue

para poder nacer de nuevo

para nacer al fin

y tras la migración ver que la piel es cierta,

que perseveran los pájaros y los almendros.

Al fin y al cabo

¿es que no bastará 

la muerte, es que no bastará la vida?



mardi 8 novembre 2022

RESEMAS #12 - MONICA MANRIQUE DE LARA - "La leña"

 Un resema es una crítica literaria que aspira a ser también poética. Tal vez esta vez no haya construido un verdadero poema. O tal vez sí. La lectura de este libro me ha conmovido, y no he querido modificar mis notas para transformarlas en una reseña tradicional. Por eso la incluyo en mis "resemas".

 

Mónica Manrique de Lara, La leña, Centro editor, Colección interlunio, Madrid 2022


Libro que brilla en cada página porque va desde lo material hacia la sublimación, a través de espejos y signos que quieren ser esperanza: en mis brazos se gestan las alas /aunque la tierra las busque hacia dentro.


Mónica Manrique de Lara es poeta-demiurgo, transformadora de lodos y de simas que aspiran a hacerse comienzo contra el vacío prometido.


Los sentidos son filtros o tules que desembocan en la palabra como meta irrefrenable (ciega y sorda lo escribo) pero atravesando el dolor de la ausencia y la sinrazón de la soledad que vuelve absurda la existencia e impide la cabal interpretación del mundo.


La luz es siempre guía y la leña, materia viva y vital. Un combustible que alimenta el ímpetu de ser amando, pero con una fragilidad que subyace en cada poema. Dialéctica, contrarios, poesía que avanza y que duda en el camino por trazar.


La leña es asimismo afán por aunarse con el mundo, y en el posible arder hay una esperanza que se opone a un miedo por decaer latente (Hay un sendero contenido en la materia / que va abocado a los perfiles de su sombra. (…) Lo que yo guardo es el barro.) pero que se transforma cada vez en impulso a pesar de todo.


Leña que puede simbolizar también un miedo al exceso de luz, un cansancio que quiere ser aspiración de una sombra que puede volverse refugio (¿Hay en la tierra alguna luz / por la que caminar desnudo sin ser leña?). Solo ser, aunque el cielo parezca un naufragio.


Luz que se extingue, hombres que van haciendo un techo al perfil de sus sombras, aunque no hay protección que valga ante la fuerza de un alba. Ante los gestos rotos y las dudas, la lluvia que quiere semillas para una futura germinación, y una necesidad -muy humana- de ser tierra, de no encontrarse cara a cara con el vacío que tiende a aspirarnos.


Precisamente, polen y semillas son imágenes para negar la inmovilidad y continuar viva, y que el entorno siga vivo también. El mundo es un ente que no admite estar quieto, aunque eso suponga un esfuerzo por comprenderlo (en el camino se diluyen los espejos, / el sol muere en el agua que traslada / los cristales de la huida). Y es que me hicieron suya los locos del barco varado sin puerto.


En este mundo, marcar la importancia de los contornos, porque sin ellos ¿qué somos?: toda esta niebla se parece a la distancia.


Fragilidad, sí, punto central del libro, que surge de los matices y las texturas contrapuestas. Leitmotiv vital y literario, indecisión que a pesar de todo intenta ir cada vez hacia lo luminoso y hacia un orden añorado (mas de la sima de azabache brota un árbol / como una mano que esconde una llave y alza la tierra).


Contrarios que son lucha sutil: detener el instante y alumbrar el impulso, piedra apagada que parece una estrella, (…) sed que se convierte en el río. Agua que cae y resucita en la caída. (…) Gozo y sangre, (…), cauce de viento.


Hay un gran dolor, pero como difuminado en un mundo poético de vaivenes que parten de la observación de la naturaleza que la autora hace personalísima, porque se pulen los conceptos con suavidad, concediéndoles texturas nuevas: hacha que corta un árbol y desmorona tanto las ramas como el canto del ave y su aspiración a elevarse. Tronco que va creciendo en el fuego, materia-péndulo al que el corazón se aferra.


Y es que apostar por la luz -razón de ser, armazón y ruta- es un riesgo infinito en un universo donde sombra y pesadumbre acechan.


Luz que es origen, esencia sin la cual cavaríamos el barro y de los pozos beberíamos su plata, condenados a ahondar en la maleabilidad de los elementos terrestres, en esa leña que es punto de partida.


La presencia frecuente de la figura del espejo juega con los conceptos de realidad y ensoñación. La escritura, de tinte marcadamente surrealista, intensifica la dualidad -o la duda- entre lo visto y lo creado, actuando en general como un prisma que ofrece momentos de intenso lirismo. Espejo que ha de ser una garantía de renovar el mundo y las relaciones con los otros (la eternidad es partir en dos toda la sangre / haciendo amantes con espejos en las manos). Rechazo y adhesión a un mundo que solo sirve si lo renovamos, en el que a pesar de todo seguimos este cauce del amor que es estuario.


El ser amado también -sobre todo- ha de ser reconstruido. Colmo de emoción en este verso que dice tejo tu imagen con hilo de luz y reposa mi sombra. Proyección voluntaria de uno mismo pero con responsabilidad propia: forjar su destino para no lamentarse: luego da un salto el libre amor hacia lo oscuro. Voluntad de ser, o más bien de volver a ser desde el dolor hacia la luz: guardo mañanas sin gestar en mi ladrido.


Acercarse y alejarse a la nostalgia, luminosa y arrecife a la vez. Luchar a veces contra la luz misma, en un clímax de desesperación (¿Cuántas estrellas ha de apagar un hombre / para dejar de ser cegado por el sol?) tras el que subyacen nubes de cristal, que buscan ser senda. Construcción anhelada de un camino de flor siempre vivo a través de los versos en los que se pide ayuda a la gacela del olvido.


La autora se presenta huyendo del recuerdo para intentar liberar al mundo de sus imágenes. Poeta exigente que quiere un lenguaje nuevo para volver a nombrar las cosas y darle un nuevo brillo a la existencia a través del lenguaje: palabras para adquirir un sol de tiempo. ¿Cómo puede ser de otra manera para una poeta?


Palabra como luz y como leña, esencia y alimento. Y para responder a la búsqueda del sentido de Mónica Manrique de Lara (busco el espacio del mundo que queda / en los trozos perdidos), le diré, agradecido, que su poemario es emoción pura.

Reseña de DESVESTIR EL CUERPO, de Jesús Cárdenas

 Jesús Cárdenas, Desvestir el cuerpo, Lastura 2023 ¿Qué son las palabras ? ¿Y si no dan más de sí ? Estas inquietudes, propias de un escri...