Cómo se acompasa la
nada al sonido de sílex de tus pasos que se alejan
incendiando la
estopa de los ojos bovinos de los que no te comprenden
porque eres alta y
libre y púrpura si lo quisieras,
o teclas negras,
o cántaro de barro:
cualquier cosa para
mostrar sin esforzarte
que tus caderas
descerrajan las miradas de las viejas en los miradores
y la mía, que se
queda herida porque no te convence de nada
después de haberte
amado una vez más como un primerizo.
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