¿Por
qué, si no tengo que convencer a nadie, decir en este medio que este es uno de
los más
hermosos libros que he leído?
¿Que
he leído
jamás?
Cómo
escribir sobre un libro que te deja roto de emoción,
estremecido, lleno de gratitud.
No
es un elogio. Es algo que corrobora la autora:
“como
ocurre con los buenos libros y los buenos escritores, es
reconfortante
encontrar
un eco de lo que uno dice y cree”.
Lo
dice la propia Tulia Guisado: ella es una fantástica
escritora que crea ecos. Y una reseña no le haría
justicia. Tal vez unas notas, como un poema extraño:
Un libro con una
prosa como una respiración
entrecortada. Tensión,
distensión,
silencio.
Al
filo de la poesía
y de la prosa, de la transparencia y de la máscara.
Nostalgia
y dolor justo: deambular por los dolores sin conocer el rumbo pero
sin tardanzas inútiles:
yendo en vaivén de certezas a dudas, apoyándose
en las citas de otros poetas para después encontrar el alivio en los
gestos concretos de un gato. Maneras de combatir noviembre. O de
declararse vencido, qué importa el sentido
o no de la vida, de la escritura, del poema que es en sí
mismo
“cada
poema responde a una emoción,
a una experiencia, a unas circunstancias.
Pero
explicarlo es una trampa.”
Un
muerto. Y una pena eterna en el tiempo movedizo: pasan los días,
los meses, los años, pero siempre es noviembre.
Se
sienten las punzadas del dolor, nos dan ganas de saber cómo
gritar en silencio, o de hacer los mismos esfuerzos que la autora
para -deslumbrante imagen- hablar bajo el agua. Dolor evocado, sin
fascinaciones: este libro tiene la inmensa verdad de los dolores
concretos.
Rutina,
recuerdos, luz, siempre silencio: tal vez refugios. Y la fugacidad
del tiempo para desvelarlos, fatalmente.
Todo
lo tiñe una luz que quiere llegar, una luz
real
que se aproxima al silencio, que tiende al silencio,
siempre
en la zona de sombra, en los márgenes
del foco.
De
cualquier foco. Esa luz es la que alumbra
y
la que lucha por ser luz contra noviembre, contra lo que es hermoso y
absurdo: el mundo, nosotros. Luz en desigual batalla contra el eterno
retorno del tiempo.
Y
momentos de gracia, como el poema Foto, que erige a Tulia Guisado -no
somos amigos, no tengo nada que vender- en una voz grandísima
de las letras españolas. Iba leyendo ese poema y pensaba en
Aleixandre y en Cernuda. Y unas páginas
después, es la autora la que habla de ellos. Eco. Silencio y ecos. Empatía
rara y total con un libro. Uno de los mejores de siempre. Gracias.
Tulia Guisado: Estudio sobre noviembre. Huerga y Fierro editores, 2018
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire