PATRICIA GONZÁLEZ LÓPEZ. OTRO CASO DE INSEGURIDAD
(Santos Locos, Buenos Aires, 2018)
(Santos Locos, Buenos Aires, 2018)
Reseña publicada el 14 de diciembre de 2018 en El Coloquio de los Perros
Navegando entre el dolor y fragilidad bajo la que subyace una gran
entereza (o tal vez sea lo contrario), Patricia González López (Buenos
Aires, 1986) nos ofrece un poemario de una desbordante sinceridad para
poner en evidencia -entre otras cosas- los egoísmos en las relaciones
humanas. Pero mucho más allá de ser una poesía que ahonda solamente en
el sufrimiento de la mujer, tenemos entre las manos un libro que desvela
y denuncia aquéllo que queda roto en el ser humano al ser humillado y
violentado física, moral y socialmente.
Con una parte central (« Off ») en la que se recogen aforismos certeros para revindicarse como persona, a la autora le queda también la rabia para afirmar su ansia de ser frente a la ausencia de ternura, aun sabiendo que la confianza y la entrega que forman parte de su persona no van, en tantas ocasiones, a encontrar eco:
me doy
tiendo puentes
que se caen cuando llega
mi turno de cruzar
Le sorprenden entonces a la poeta la generosidad ajena o incluso la ternura animal, pues las heridas recibidas (el pasado frustrante, los recuerdos ligados a la muerte, la vacuidad de los amantes) irrumpen en el aprendizaje de la vida haciendo que nos tambaleemos y que reine en nosotros la inseguridad, tema principal de la obra.
la ternura es animal , el resto imita
Pero en esta poesía joven no existe ingenuidad alguna. La sinceridad surge a través de versos bien cincelados, afilados incluso, para adueñarse de la realidad y rebelarse contra nuestras falsedades puestas en evidencia de manera flagrante (Valga como ejemplo el excelente poema « Llegaron las encuestas »)
nos oponemos a la mentira
salvo que sea nuestra.
Con una parte central (« Off ») en la que se recogen aforismos certeros para revindicarse como persona, a la autora le queda también la rabia para afirmar su ansia de ser frente a la ausencia de ternura, aun sabiendo que la confianza y la entrega que forman parte de su persona no van, en tantas ocasiones, a encontrar eco:
me doy
tiendo puentes
que se caen cuando llega
mi turno de cruzar
Le sorprenden entonces a la poeta la generosidad ajena o incluso la ternura animal, pues las heridas recibidas (el pasado frustrante, los recuerdos ligados a la muerte, la vacuidad de los amantes) irrumpen en el aprendizaje de la vida haciendo que nos tambaleemos y que reine en nosotros la inseguridad, tema principal de la obra.
la ternura es animal , el resto imita
Pero en esta poesía joven no existe ingenuidad alguna. La sinceridad surge a través de versos bien cincelados, afilados incluso, para adueñarse de la realidad y rebelarse contra nuestras falsedades puestas en evidencia de manera flagrante (Valga como ejemplo el excelente poema « Llegaron las encuestas »)
nos oponemos a la mentira
salvo que sea nuestra.
hasta dejar roto el último
rastro de niñez
Y es que esa infancia perdida es otro tema esencial del poemario, desde esas maestras sin empatía ninguna a la tormenta de los mayores de la que es difícil regresar y que desbarata nuestra fe en el mundo.
Pero a pesar de eso, desde las dudas de « no querer ser buena », de no saber
qué hay de poesía en
la poesía
surge una fuerza que, aun entremezclada de dudas perfectamente comprensibles, define lo más personal de Patricia González:
no voy a borrar mis días por delante
ahora no, no voy a morirme,
mañana hay mucho trabajo.
Para terminar, la voz y el testimonio de esta joven autora se erigen de este modo como un faro poderoso y necesario entre nuestras tinieblas cotidianas y -como una auténtica razón para vivir- en un deseo de solidarizarse con los olvidados (jóvenes sin adolescencia, la vecina « que apenas camina de tanto fregar »), puesto que las variaciones sobre la inseguridad que reinan en todos los poemas dejan de manifiesto que Patricia González López es una poeta cuyo compromiso revela un carácter -personal y poético- fieramente humano.
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