Al cabo, son muy pocas las
palabras
que de verdad nos duelen, y
muy pocas
las que consiguen alegrar el
alma
Amalia Bautista
Para mis hijas
Son raros los momentos en que podemos desmarcarnos del banal ritmo de los días.
Raros los instantes que se quedan grabados realmente, aquellos segundos en que estamos convencidos de nuestro objetivo: no dejar huella, sino encontrar la palabra necesaria para consolar, para acompañar, para estremecer.
O encontrar el silencio justo.
Es azaroso construir lo cotidiano con pequeños detalles, con silabas precisas, con un gesto.
Pero un día los hijos te dicen "gracias".
Y
te das la vuelta y piensas que tienes suerte, que has vivido fulgores,
risas simples, que las has visto llorar y estabas allí, sencillamente.
Que has compartido una película, un fracaso, un verano, una caída. El miedo, sus amores, el brillo en sus ojos.
Piensas en tu torpeza.
Piensas en tu torpeza.
Pero Escuchas: "gracias".
Y eso basta para que te duela el alma de alegría.
1 commentaire:
Qué preciosidad!!!! Y que suerte vivir eso.
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